domingo, 21 de febrero de 2010

Los zapatistas y el Plan de Ayala

Antesala de la Revolución


Emiliano Zapata apoyó en un principio a Madero porque en el Plan de San Luis ofrecía la restitución de las tierras a los campesinos. Zapata no estuvo de acuerdo con la desmovilización de las tropas que se levantaron en apoyo al Plan de San Luis y se negó a entregar las armas.Madero lo convenció, pero una traición hizo que lo atacaran y no confió más en el presidente. Zapata luchaba por ellas desde antes del 20 de noviembre de 1910, por el despojo que habían sufrido las comunidades campesinas de Morelos por parte de los hacendados. Asistida por el profesos Otilio Montaño, una comisión redactó en Plan de Ayatla, en el cual insistía en las demandas por la tierra.

Las rebeliones contra el gobierno maderista

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Mediante el Pacto de la Empacadora, un grupo antimaderista apoyó a Orozco para levantarse en armas. La campaña militar contra él llevó a la derrota al propio secretario de Guerra, el general Gónzalez Salas. Lo sucedió en general Victoriano Huerta, quien venció a Pascual Orozco en las batallas de Bachimba y Rellano.



El general Bernardo Reyes, de gran prestigio en el Ejército, y quien se pensaba que podría haber sido el sucesor de Porfifio Díaz. Reyes fracasó y fue hecho prisionero y llevado a la cárcel militar de Santiago Tlatelolco. El brigadier Félix Díaz, sobrino de don Porfirio, quien se levantó en armas en Veracruz, fue derrotado por el general Joaquín Beltrán y condenado a la pena de muerte, pero Madero prefirió que lo condujeran a la penitenciaría del Distrito Federal.

El ensayo democrático

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Francisco León de la Barra, como presidente interino, tuvo la misión de convocar a nuevas elecciones presidenciales y lograr que los rebeldes depusieran sus armas para garantizar la paz social. Los maderistas se dividieron porque esperaban que el candidato a la vicepresidenca fuera el doctor Francisco Vázquez Gómez, pero Madero prefirió a José María Pino Suárez. Madero arrasó en las elecciones y ocupó la Presidencia de la República al finalizar 1911.
En 1912 dio una prueba más de su respeto a las instituciones, con motivo de la elección de los diputados que integrarían ña XXVI Legislatura federal. Fueron elecciones por voto universal y directo a la Cámara tuvo una composición mixta con representantes de distintos partidos políticos, como el Constitucional Progresista (PCP), de filiación maderista, el Católico Nacional (PCN), el Liberal y el Popular Evolucionista, además de diputados independientes que no fueron postulados por partido alguno. En esa legislatura destacaron los debates entre los integrantes del llamado "cuadrilátero parlamentario", de oposición a Madero, contra sus partidiarios, entre los que destacaban Luis Cabrera, Félix F. Palavincini yt Gustavo A. Madero.

La insurrección maderista

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En 1908, un periodista estadounidense, James Creelman, publicó una entrevista que sostuvo con el general Porfirio Díaz en la que anunciaba que ya no se presentaría a buscar una nueva reelección. El periodo presindecial había pasado de cuatro a seis años y se había establecido la vicepresidencia. Francisco I. Madero, miembro de una acomodada familia de Coahuila, publicó un libro importante: La sucesión presidencial en 1910, en el que se manifestaba en contra de todo tipo de absolutismo en el ejercito del poder y llamaba al respeto al voto. Su lema fue "Sufragio efectivo, no reelección".



Madero organizó un Partido Anrireeleccionista y desarrollo por todo el país la primera gira electoral en la historia política de México. Don Porfirio no cumplió con la promesa hacha al periodista Creelman y sí fue candidato presidencial en 1910. Su oponente fue Madero, quien perdió en unas elecciones que no tuvieron la transparencia deseada. Madero, que estaba preso en la ciudad de San Luis Potosí, se escapó y en la ciudad de San Antonio, Texas, dio a conocer su Plan de San Luis, en el cual llamaba a la rebelión para el 20 de noviembre de ese año. El llamado tuvo éxito, a pesar de que los hechos no se precipitaron, salvo los acontecidos el día 18 en Puebla, cuando el líder obrero Aquiles Serdán fue atacado. En los primeros meses de 1911, el apoyo a Madero se dejó sentir y , tras algunos éxitos de pequeños enfrentamientos armados, se planteó el ataque a Ciudad Juárez, y en mayo de 1911 Porfirio Díaz presentó su renuncia y voluntariamente se exilió en Francia donde falleció en el año de 1915. Madero viajó de la fronera hasta la capital, a la que llegó triunfante el 6 de junio , día que ocurrió un terremoto.

Disidencias, huelgas y represión

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Los periodistas siempre fueron críticos ante las injusticias cometidas por las autoridades, pero más tardaban en publicarlas que en ir a parar a la cárcel de Belén, si eran de la Ciudad de México, o a las cárceles locales, ya que lo disponía el poder presidencial se repetía en los estados. De entre los periodistas críticos más distinguidos sobresale Daniel Cabrera, con El hijo de Ahuizote. Más adelante comenzó a destacar Regeneración, de los hermanos Flores Magón; de ellos, Ricardo fue quien pasó más tiempo en prisión, pues fue recluido en la de San Juan de Ulúa, donde samente los hermanos Ricardo, Jesús y Enrique Flores Magón, en compañía del ingeniero Camilo Arriaga, Juan Sarabia y Antonio I. Villareal, formaron el nuevo Partido Liberal que en 1906 formuló un plan y un programa que planteaba un diagnóstico de la situación del país, y proponía un plan de acción.



La influencia de este partido se hizo sentir muy pronto en la huelga que en 1906 llevaron a cabo los trabajadores mineros en Cananea, Sonora por medio de la cual exigían la equidad salarial respecto a los trabajadores que venían de Estados Unidos de América y que tenían sueldos más altos. Otra huelga trajo como consecuencia una reprensión aun más drástica en Río Blanco, Veracruz, en la zona fabril de Orizaba.



Los círculos de obreros católicos, bajo el influjo de la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII, desarrollaron principios para una legislación laboral justa.

La permanencia del grupo en el poder

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El propio presidente elaboraba, con sus más cercanos colaboradores, las listas de quienes debían ocupar los curules de las cámaras de Diputados y Senadores. Los gobiernos, jefes políticos y aun presidentes municipales permanecían en sus puestos si le eran útiles al sistema. Cada cuatro años había unas elecciones más formales que reales. El único contendiente de don Porfirio Díaz fue don Nicolás Zuñiga y Miranda, que no era tomado en serio por los electores.

Al final del primer gobierno de Díaz comenzó a destacar un grupo de profesionales que, a partir de 1884, colaboraron cada vez de manera más estrcha con el presidente, desde 1892 este grupo fue conocido como "los científicos" y era encabezado por José Yves Limatour. A dicho grupo pertenecían Justo Sierra, Francisco Bulnes, Pablo y Miguel Macedo, Rosendo Pineda y otros.

Éxito económico y costos sociales y políticos

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La característica central del Porfiriato fue desarrollo económico alcanzado por el país durante el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. La minería conoció un nuevo auge, ahora enfocada hacia la producción de metales para la industria; la agricultura se dirigió a los cultivo extensivos de productos de exportación como el algodón y el henequén; el mercado interno se intensificó a partir del crecimiento de la red ferroviaria, que al final del gobierno de Díaz se acercó a los 20 kilómetros; la hacienda pública fue reorganizada, para lo cual se buscó erradicar al fin algunos lastres coloniales, como las alcabalas o aduanas internas. El balance entre ingresos y egresos de la Federación alcanzó un superávit egreso de capital.
Pero hubo dos elementos negativos en el progreso que se consolidaba en el país; la mala distribución de la riqueza y el estancamiento político.
La Ley de Terrenos Baldíos, promulgaba en 1883 con el propósito de que las tierras que no estuvieran produciendo, fueran vendidas a inmigrantes o a nacionales para que fueran cultivadas, afectó a los campesinos al despojar a muchosde ellos de sus tierras. Se trataba de una población que no recibía sus jornales en haciendas, si no que se les pagaba por medio de vales canjeables en las tiendas de raya.
Los trabajadores de las minas y la indusria desempeñaban jornadas de trabajo sin límite de tiempo, carecían de condiciones higiénicas, y los salarios eran asignados de manera arbitraria.